Banal bicicleta extraordinariamente decorada, em Paris
(Versión en español en los comentarios)
No desenrolar da nossa conversa, digo algo e a Suzanne, com o entusiasmo que também a caracteriza: “Escreve! Escreve isso que acabas de dizer!”. Assim foi. E é uma das coisas que tenho pensado há uns tempos: “Não é o extraordinário que faz a vida, mas o quotidiano. O extraordinário o que faz é dar impulsos de vida para que o quotidiano siga no bom ritmo.” Se o fim-de-semana passasse a ser semana, não haveria a emoção de sexta-feira. Tal como a emoção daqueles dias que antecedem as férias, ou um evento especial. É impossível viver apenas do extraordinário, tal como é impossível viver sem ele. O quotidiano, o normal e, por vezes, o banal ajudam a digerir o que se viveu. A astúcia está em saber viver o momento: seja digno de registo ou não.
Extraordinario [o no]
ResponderEliminarEn desarrollo de nuestra charla, digo algo y Suzanne, con el entusiasmo que también le caracteriza: “¡Escribe! ¡Escribe eso que acabas de decir!”. Así fue. Y es una de las cosas que tengo pensado desde hace un tiempo: “No es lo extraordinario que da vida, sino lo cotidiano. Lo extraordinario lo que hace es dar impulsos de vida para que lo cotidiano siga por bueno camino.” Si el “finde” pasase a ser de toda la semana, no tendría la emoción del viernes. Así como la emoción de aquellos días que anteceden a las vacaciones, o a un evento especial. Es imposible vivir de lo extraordinario, tal como es imposible vivir sin él. Lo cotidiano, lo normal y, a veces, lo banal ayudan a digerir lo que se vivió. La astucia está en saber vivir el momento: sea digno de registro o no. [Foto: Banal bicicleta extraordinariamente decorada, en Paris]