Richard T. Cole
(Versión en español en los comentarios)
Mais uma vez, em jeito de partilha, solto os pensamentos neste fechar de noite. Volto a tomar consciência do imenso que somos, do que nos rodeia, do que não se pode controlar, do que posso decidir, sim, em plena liberdade e o outro lado que são lá uns senhores que decidem por mim, por nós. No entanto, ninguém pode tirar-me a possibilidade de maravilhar-me com a noite, deixando-me envolver por esse mistério da pequenez e do Infinito. É como se o tempo parasse e se fundisse, fazendo rodopiar tudo e todos que constituem as coisas da vida. Do ridículo ao estupendo, das coisas estúpidas às fundamentais. Pode surgir a revolta, o desespero ante a catástrofe eminente. Ou então, aceitar que o poder não leva a lado nenhum. Apenas a Esperança: se aceito converter-me é aí que se dá mudança. Esta minha mania de ser utópico tem destas coisas… Acho que está na hora de ir dormir. Começou a trovejar. Ainda é a noite do Espírito. Haverá alguma que não seja?
[Apuntes nocturnos]
ResponderEliminarUna vez más, en modo compartir, suelto los pensamientos en este cerrar de la noche. Vuelvo a tomar consciencia de lo inmensos que somos, de lo que nos rodea, de lo que no se puede controlar, de lo que puedo decidir, sí, en plena libertad y al otro lado que están allá unos señores que deciden por mí, por nosotros. Sin embargo, nadie puede sacarme la posibilidad de maravillarme con la noche, dejándome envolver por ese misterio de la pequeñez y de lo Infinito. Es como si el tiempo parara y se fundiera, haciendo revolcarse todo y todo lo que constituye las cosas de la vida. De lo ridículo a lo estupendo, de las cosas estúpidas a las fundamentales. Puede surgir la revuelta, la desesperación ante la catástrofe inminente. O, entonces, aceptar que el poder no lleva a ningún lado. Apenas la Esperanza: se acepta convertirme es ahí que se da el cambio. Así está mi manía de ser utópico, ser utópico tiene estas cosas… Me parece que esta es la hora de ir dormir. Comienza una tormenta. Todavía es la noche del Espíritu. ¿Habrá alguna que no lo sea?